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Historia del camping

Le Moussaillon: la historia de un camping en la costa de las Landas

El camping Le Moussaillon se creó en 1993 y es un camping familiar en todos los sentidos de la palabra. Siempre se ha ido adaptando a las necesidades de sus clientes. La familia Lamoliate-Munoz te reserva una amable y cordial acogida, siempre atenta y profesional.


Una entrevista con Sandrine, gerente del camping

Sandrine nos habla de su camping y su historia. Ama su región, las Landas de Gascuña, y nos describe el ambiente de vacaciones de la costa atlántica, desde Vieux-Boucau hasta Messanges, pasando por Hossegor.

¿Por qué no te presentas y nos presentas a tu familia?

En mi familia somos mi mamá Anne-Marie, que es muy sencilla; mi papá Michel, al que llaman «el Mousse»; mi hermano Sébastien, que ahora vive un poco lejos por su trabajo; mi marido y mis hijos Gilles, Élora y Andrea.
Nací en las Landas y he vivido toda mi vida en Messanges. No me veía echando raíces en ningún otro lugar, no quiero dejar esta región. Mi vida y la de mis seres queridos está en Messanges.

¿De quién fue la idea de crear el camping y cómo surgió?

El camping nació en 1993 a partir de una locura de mi padre, «el Mousse». Mis padres eran agricultores y no podían comprar más tierras. Recuerdo que no ganaban mucho dinero. No nos faltaba de nada, pero había que prestar mucha atención a los gastos y no podíamos pedir mucho más de lo que ya teníamos. Después de pensarlo mucho, se pusieron de acuerdo con el alcalde de entonces para establecer varios campings en Messanges.

El mismo año se fundaron 3 campings.
En un principio, Le Moussaillon *** debía ser un espacio natural, pero a nivel de urbanismo se estudió el asunto y un camping pareció la mejor solución. ¡Madre mía! Para construir un camping había normas diferentes, así que el alcalde tuvo que apoyar todos los permisos que se pidieron, etc. Y, por fin, nació Le Moussaillon ***.

Cuando empezaron las obras había que buscar un nombre para el camping. Mis padres le dieron muchas vueltas. Buscaban un nombre que hiciera referencia a la resina y a los pinos, pero no se les ocurría nada. Y, un buen día, pensaron en «Le Moussaillon». A mi padre lo llaman «le mousse», que significa «el grumete». Es el menor de 9 hermanos y su último hermano había ido a hacer el servicio militar en la marina. Cada vez que regresaba a casa de permiso, llamaba cariñosamente a su hermano pequeño «el grumete» (le mousse). Y de ahí surgió el nombre de moussaillon. Es un nombre relacionado con el mundo marítimo y el océano y que se ajusta a las Landas.
Había que construirlo todo desde cero. Al principio los setos eran pequeñitos. Los regaba cada tarde al volver del colegio. Mi padre me decía: «Tienes que regar cada seto con la manguera durante 20 segundos, así que tienes que contar hasta 20». Yo me quejaba, pero igualmente obedecía porque todos teníamos que ayudar.

Formas parte de la segunda generación en dirigir Le Moussaillon. ¿Cuáles son los valores y las costumbres que te han enseñado?

No sé si se puede hablar de segunda generación, porque yo siempre he estado presente. Simplemente sigo el ejemplo de mis padres, hago lo que puedo para que las personas estén felices de venir aquí. También aporto mi granito de arena en temas informáticos, porque hay que atraer a la generación Y.
Creo que actualmente vamos por buen camino con la piscina nueva, que está abierta desde 2019. También hemos modernizado los edificios que ya existían, los baños, así como la sala y la zona de juegos. Pronto habrá más novedades, pero no vamos a desvelarlo todo hoy. ¡Vamos a dejar un poco de misterio!

¿Cómo ha evolucionado el camping? ¿Cuáles han sido las etapas más importantes?

Al principio, el camping se construyó en varias etapas. La primera parte estuvo terminada en julio de 1993: el primer año el terreno estuvo listo justo a tiempo para el 14 de julio de 1993. El ambiente era perfecto. Teníamos un nudo en el estómago, pero la gente fue llegando poco a poco. En aquel entonces, los árboles y setos eran realmente muy pequeños, no se podía decir que dieran sombra... La gente que venía estaba contenta de haber encontrado un sitio donde pasar la noche y volver a irse al día siguiente. En torno al 8 de agosto, eran muchas las personas que venían. Me acuerdo de que mamá estaba sola en la recepción y yo estaba tranquilamente en la playa, de vacaciones.
Con 14 años no me daba cuenta de todo el trabajo que había. Mamá llevaba en grupo a los clientes hasta sus parcelas: cerraba la recepción con llave y, después, regresaba a buscar a los demás campistas. Cuando mi hermano y yo volvimos de la playa ese día y vimos a tanta gente, nuestra madre estaba agotada pero feliz, porque todas las parcelas se habían llenado a pesar de ser la primera temporada que el camping estaba abierto. A mi hermano y a mí nos cayó una buena... Al día siguiente no fuimos a la playa: para nosotros había empezado la vida de trabajadores de camping. Pasamos años magníficos en los que los clientes se convirtieron en amigos. Cerrábamos tarde la recepción y los clientes venían a charlar con nosotros durante horas. Era muy agradable, no parecía que estuviésemos trabajando.

La segunda fase fue en 1997, cuando añadimos un segundo bloque de aseos y algunas parcelas confort para mobil-homes privados.

Con la tercera y cuarta fase, en 2000 y 2001, instalamos una pista de petanca al fondo del camping y acondicionamos más parcelas confort para añadir más mobil-homes.

Después incorporamos chalets para 4 o 6 personas y cabañas lodge para 4 personas.

Y, en 2019, inauguramos la piscina. Era un proyecto al que llevábamos dando vueltas unos 8 años, pero que no habíamos podido llevar a cabo. Antes tuvimos que cumplir con la normativa en cuanto a instalaciones para personas con discapacidad, seguridad contra incendios, alumbrado, etc.

¡Actualmente seguimos trabajando todos juntos en familia!

¿Por qué los clientes vuelven a Le Moussaillon?

Muchos de nuestros clientes son habituales y regresan cada año. Nos piden que los instalemos en la misma parcela, lo cual demuestra que tenemos buen ojo a la hora de asignar los sitios. A menudo vienen en las mismas fechas, por lo que se vuelven a ver con sus vecinos, con los que pasan muy buenos momentos.

El buen ambiente que reina entre los campistas hace que los clientes quieran regresar. Aquí encuentran una atmósfera agradable y familiar. En Le Moussaillon nuestros campistas no son un número más. No es un camping tan grande, lo cual nos permite conocer a nuestros clientes y saber dónde están instalados. Aquí siempre se escucha a las personas desear los buenos días, es maravilloso.

Además, la ubicación del camping invita a desplazarse de forma ecológica: bicicleta, moto, monopatín, andando... Una vez que aparcas el coche en tu parcela no hace falta volver a cogerlo más que para echar gasolina o hacer largos trayectos.
Messanges ha sabido permanecer en contacto con la naturaleza, su playa sigue siendo prácticamente virgen: solo hay un edificio en la duna, un chiringuito de playa y el puesto de socorrismo. Messanges está protegido por la ley de costas, que no permite que se construya a orillas de la playa.

En este camping no hay animaciones. Los campistas pueden descansar y, si lo desean, buscar animaciones allá donde prefieran. El pueblo de Vieux-Boucau es mucho más animado que nuestro Messanges, por ejemplo.

¿El tipo de clientela ha cambiado? ¿De dónde viene? ¿Qué suelen buscar?

La clientela ha cambiado mucho. Ahora somos menos pacientes, buscamos mejores experiencias gastronómicas y queremos muchas más cosas. A veces puede ser algo cansado, porque en un camping hay mucha vida y las personas van y vienen todo el tiempo. Algunas personas se equivocan a la hora de elegir el tipo de vacaciones y lo pagan con nosotros, porque no les han gustado las vacaciones. Ir de camping no es caro, pero puede que no se adapte a tus gustos.

No obstante, el camping ofrece alojamientos con distintos niveles de confort: tienda de campaña, chalet, mobil-home y cabañas lodge. Aquí se mezclan personas de todos los rincones, hay una riqueza increíble. Todos vamos con ropa informal de verano y hablamos con todo el mundo.
Los clientes vienen de distintos lugares, pero sobre todo del sur de Francia. Tenemos muchos campistas de los departamentos 64, 31, 47, 65, 24 y 33. Suelen tener un mobil-home propio y venir cada fin de semana en cuanto empieza el buen tiempo.
También recibimos clientes del norte, que suelen reservar para el verano. Para ellos es más difícil venir de forma regular a lo largo del año. Hay campistas de la región parisina que quieren escapar del ruido. Les gusta venir en temporada alta, porque les encanta tener a más gente alrededor.

Tenemos una anécdota relacionada con esto. Un año, a principios de julio, vino una familia. Eran 2 adultos con 2 o 3 niños, no me acuerdo exactamente. Les dimos la bienvenida y les enseñamos una parcela para los 5 o 6 días que iban a pasar aquí. Estaban encantados con el emplazamiento a la sombra.
Una hora después, volvieron a la recepción. La mamá nos dijo muy decepcionada: «¡Vuestro camping es demasiado tranquilo! No hay niños... ¡No nos vamos a poder quedar!». Parecía que le daba miedo escuchar la naturaleza. Desde luego que nada tiene que ver con el ruido de los coches, el metro y la ciudad. Les devolvimos el dinero y se fueron a otro sitio. Media hora después, llegaron 2 familias con 2 hijos cada una. ¡Una pena!

¿Qué aconsejarías visitar en las Landas? Háblanos un poco de tu región.

Lo primero que aconsejo es pasear y desplazarse en bicicleta. Así puedes sentir y percibir el olor del bosque y el mar, que la gente no suele respirar en su día a día. Este medio de transporte te permite tomarte tu tiempo y vivir al ritmo de la naturaleza, tranquilo. La playa de Messanges es lo primero que hay que visitar. Después, el centro del pueblo: no es muy grande, pero tiene lo necesario para entretenerse. También está la reserva natural de Courant d’Huchet, entre Léon y Moliets, o la curiosa torre en medio del bosque, muy cerca de aquí, a la que llamamos «semáforo». La ruta ciclista que nos une a nuestros vecinos de Moliets y Vieux-Boucau es la antigua línea de ferrocarril, convertida en carril bici y Vélodyssée.

En las Landas también se puede visitar la zona vinícola de la Chalosse y el sur, con su rico patrimonio y abadía, así como Les Barthes de l'Adour, Orx y su marisma, los lagos, etc.

¿Cuál ha sido la anécdota más divertida de todas desde que el camping abrió sus puertas?

La más divertida es la de cuando salió la película «Camping». Los guionistas dieron en el clavo: la película refleja fielmente la vida de los campistas, desde los que están contentos de estar rodeados de naturaleza y amigos con los que pasar el tiempo, hasta los que están descontentos porque acampar no es lo suyo o porque no les han asignado la misma parcela que el año anterior. Siempre hay alguien un poco fanfarrón, un ligón, o la típica persona que viene a hablarte todos los días. Es muy realista.